En fin, ¿qué es ser libre? / What’s True Freedom?
“El hombre superior es aquel que desarrolla en proporciones armoniosas su naturaleza moral, intelectual y física, este debe ser el fin al que deben apuntar los hombres de todas las clases, y es solo esto lo que constituye la verdadera grandeza” – Douglas Jerrold
En la sociedad actual, creo que es fácil pensar que ser libre es poder hacer lo que queramos sin las limitaciones de algún libro religioso, como la Biblia. Si queremos elegir nuestro género o sexualidad, tener múltiples parejas o preferimos no tener un bebé que está por nacer, entonces deberíamos poder hacerlo sin ninguna restricción. Eso es libertad. Pero esta idea casi generalizada que tenemos de la libertad es, en mi opinión, simplificada y errónea. De hecho, creo que es el someterse a las restricciones bíblicas lo que nos lleva a la verdadera libertad. No siempre he pensado así, claro, pero por el momento estoy persuadido de que así es.
La libertad no se puede definir como la ausencia de restricciones porque, inevitablemente, todos los caminos en la vida tienen restricciones. Tomemos, por ejemplo, el camino hacia la salud física. Seguir este camino requerirá comer bien, dormir lo suficiente, hacer ejercicio regularmente, etc. Estaremos limitados por las condiciones que se requieren para tener buena salud. Sin embargo, podemos optar por romper con estas restricciones. Podemos elegir el camino de la apatía hacia nuestra salud y liberarnos de tener que seguir los hábitos que nos mantienen saludables. Podemos elegir comer lo que queramos, nunca hacer ejercicio, y pasar la vida sin dormir bien. Sin embargo, esto no significa que estemos libres de restricciones. Simplemente significa que ahora estamos bajo un nuevo conjunto de restricciones, es decir, las consecuencias de la mala salud. Tendremos energía limitada, careceremos de concentración mental, haremos viajes adicionales al médico. Es similar, si no lo mismo, en todas las demás áreas de la vida. O estaremos restringidos por reglas que conducen a la prosperidad humana, o estaremos restringidos por las consecuencias de no seguirlas.
Otra forma útil de ver que la libertad no es una falta total de restricciones es darse cuenta de que todos los caminos requieren intercambios. No hay un camino que no los tenga. El camino de la salud óptima requerirá que intercambiemos nuestro deseo de holgazanear por los hábitos de una vida saludable. El camino de la apatía por nuestra salud nos obligará a intercambiar una vida sana por el placer momentáneo. No puedo pensar en caminos en la vida que no requieran intercambios o sacrificios.
“La libertad no es la ausencia de restricciones, es encontrar las restricciones liberadoras”.
-Tim Keller
Si este es realmente el caso, la libertad está ineludiblemente ligada a las restricciones. Por lo tanto, nuestra única opción es elegir las restricciones con las que queremos vivir. Y esto nos empuja a un sentido más claro de lo que es la libertad: elegir las restricciones adecuadas, que nos harán libres. Y las restricciones que nos hacen libres son las que conducen a la prosperidad humana.
Una analogía que puede pintar una mejor imagen de lo que estoy tratando de decir es la analogía de la flor. Bajo las restricciones adecuadas, una flor se convierte en lo que debe ser. Y esto solo ocurre bajo restricciones específicas. Necesita tierra, agua y luz. Estas son las limitaciones a las que debe someterse para ser todo lo que puede ser y todo lo que estaba destinada a ser. Solo bajo estas condiciones puede alcanzar la libertad de ser una flor. Lo mismo es cierto para la humanidad. Necesitamos someternos a las restricciones adecuadas que nos permitan ser todo lo que podemos ser y estamos destinados a ser si queremos ser libres.
En algunas áreas de la vida es fácil y obvio ver cuáles son las restricciones y cómo conducen a la libertad. Otras áreas son mucho menos claras. Tomemos la esfera de la moralidad. ¿Es romper con las restricciones tradicionales que nos impiden elegir nuestro género, sexualidad, tener múltiples parejas, abortar un bebé, etc., lo mismo que romper con las restricciones que nos permiten prosperar? ¿Es este realmente el camino a la libertad?
Realmente, la respuesta depende de qué restricciones o reglas nos lleven a prosperar de la misma manera que una flor prospera bajo las condiciones de la tierra, agua y luz. ¿Cuáles son estas restricciones?
Una respuesta puede ser que en la esfera de la moralidad nosotros mismos creamos las restricciones. Pues se puede decir que tenemos la autonomía de construir las restricciones que conducen a cualquiera que sea nuestra propia definición de prosperidad humana —siempre y cuando no perjudiquemos a nadie, por supuesto—. El problema que tengo con esta visión es que la realidad no es así. Una botánica, por ejemplo, deberá ajustarse a las limitaciones de la naturaleza para cultivar flores. Y sería extraño que una botánica pensara que fue ella quien construyó las restricciones naturales que hacen que las flores prosperen. O tomemos las leyes físicas del universo. Simplemente están aquí. Y si queremos prosperar como especie, debemos trabajar con ellas, no contra ellas. Definitivamente no construimos las leyes físicas del universo. ¿Por qué sería diferente para la esfera de la moralidad?
Si la esfera moral es algo como el resto de la realidad, lo cual creo que es, entonces no podemos inventar las reglas o restricciones de la moralidad. Ya están allí. Al igual que las leyes de la naturaleza o las del universo. La única opción que tenemos es someternos a ellas o lidiar con las consecuencias. Sin embargo, la buena noticia es que si las restricciones de la moralidad son como las restricciones que necesita una flor para prosperar o las restricciones que los humanos necesitan para mantenerse saludables, entonces prosperaremos y encontraremos la libertad al someternos a ellas. Y esa, creo, es la intención detrás de las restricciones que la Biblia le ha dado a la humanidad. Estas restricciones morales, “anticuadas-tradicionales-cristianas”, no están aquí para mantenernos enjaulados. Están aquí para liberarnos. Y si concluimos que hay un Dios que nos creó y que la Biblia viene de Él, entonces podríamos ver la Biblia como su “manual de instrucciones” para nosotros. ¿Y quién mejor que el creador de algo para saber las condiciones óptimas para su funcionamiento?
Ahora bien, sé que no todos estarán de acuerdo en que el conjunto de restricciones de la Biblia son las que conducirán a la prosperidad humana. Pero al menos espero haber demostrado por qué someterse a un conjunto de restricciones, como las de la Biblia, no es en absoluto contrario a la libertad. Porque la libertad está permanentemente ligada a las restricciones.
Estos son algunos pensamientos sobre la libertad que fueron provocados por un sermón de Tim Keller llamado “Descubriendo la Libertad”. Aquí está el enlace: Descubriendo la Libertad – Tim Keller – UNCOVER
What’s True Freedom?
“The superior man is he who develops in harmonious proportions his moral, intellectual, and physical nature, this should be the end, at which men of all classes should aim, and it is only this which constitutes real greatness” – Douglas Jerrold
In today’s society, I think it’s easy to think of freedom as the power to do whatever we want without the constraints of some religious book, like the Bible. If we want to choose our gender, sexuality, want multiple partners, or would rather not have an unborn baby, then we should be able to do so without the constraints of religion. That is freedom. But this rough idea we have of freedom is, in my view, oversimplified and wrong. I actually think that it is by submitting to Biblical constraints that true freedom comes. The following blog post touches the surface of why I think that is.
Freedom can’t possibly be defined as the absence of constraints because inevitably every path in life we take will have them. Take, for example, the path toward physical health. Following this path will require eating good food, getting plentiful sleep, regular exercise, and so on. We’ll be constrained by the conditions that nature has in place for having good health. We can, however, choose to break away from these constraints. We can choose the path of apathy toward our health and free ourselves from having to follow the habits that keep us healthy. We can choose to eat whatever we want, choose never to exercise, and choose to have poor sleep. This does not, however, mean we are free from constraints. It simply means that we are now under a new set of constraints, that is, the constraints that come from poor health. We’ll have limited energy, we’ll lack mental focus, we’ll have extra trips to the doctor, and all in all we’ll be dealing with the constraints of poor health–the consequences. It is similar, if not the same, in all other areas of life. We’ll either be constrained by rules that lead to human thriving or constrained by the consequences of not following them.
Another helpful way to see that freedom is not a total lack of constraints is to notice all paths require trade-offs. There is no such thing as a path without them. The path of optimal health will require us to trade-off our desire to slack off in exchange for a healthy life. The path of apathy for our health will require us to trade-off a healthy life in exchange for momentary pleasure. I can’t think of paths in life that won’t require trade-offs, constraints, or rules of some sort.
“Freedom is not the absence of constraints, it’s finding the liberating constraints”
-Tim Keller
If this is indeed the case, freedom is inescapably tied to constraints. Therefore our only choice is to choose the constraints we want to live with. And this pushes us to a clearer sense of what freedom is: choosing the proper constraints, or trade-offs, that will make us free. And the constraints that make us free are the ones that lead to human thriving.
An analogy that can paint a better picture of what I’m trying to say is a flower analogy. Under the right constraints a flower flourishes into what it was meant to be. It must be under certain specific constraints to thrive and cannot be any other way. It needs soil, water, and light. These are the constraints that it must submit to to be all it can be and was meant to be. Only then can it achieve freedom. The same is true for humanity. We need to submit to the proper constraints that allow us to be all we can be and are meant to be if we are to be free.
In some areas of life it’s easy and obvious to see what the constraints are and how it is that they lead to freedom. Other areas are much less clear. Take the sphere of morality. Is breaking away from traditional constraints that keep us from choosing our gender, sexuality, having multiple partners, aborting a baby, and so on, breaking away from the constraints that allow us to thrive? Is this really the path to freedom?
Really the answer depends on what constraints, trade-offs, or rules lead us to thrive in the same way soil, water, and light lead a flower to its fullest definition of thriving.
One answer may be that in the sphere of morality we make the rules up ourselves. We get to build the constraints that lead to whatever our own definition of human thriving is—so long as we aren’t hurting anyone, of course. But the problem I have with this view is that reality isn’t like this. A botanist, for example, will need to conform to the constraints of nature to grow flowers. And it would be strange for a botanist to think that she’s the one that built the constraints that make flowers thrive into the universe/reality. Or for that matter, take the physical laws of the universe. They’re just there and if we want to thrive as a species, we must work with them, not against them. And we most definitely didn’t build the physical laws of the universe. Why would it be any different for the sphere of morality?
If the moral sphere is anything like the rest of reality, which I believe it is, then we don’t get to make up the rules or constraints of morality. They’re already there. Just like the laws of nature or the laws or the universe. The only choice we have is to submit to them or deal with the consequences. The good news, though, is that if the constraints of morality are anything like the constraints a flower needs to thrive or the constraints humans need to stay healthy, then we’ll thrive and find freedom in submitting to them. And that, I believe, is the intention behind the constraints that the Bible has given humanity. These “old-fashioned-traditional-Christian” moral constraints aren’t here to keep us caged-up. They’re here to set us free.
Now I know not everyone will agree that the Bible’s set of constraints are the ones that will lead to human thriving. But at the very least I hope I’ve shown why submitting to a set of constraints, like the ones in the Bible, is not contrary to freedom at all. Because freedom is inescapably tied to constraints.
These are some thoughts on freedom that were sparked by a sermon by Tim Keller called Uncovering Freedom. Here’s the link: Uncovering Freedom – Tim Keller – UNCOVER